Los intentos de suicidio son a menudo actos impulsivos, realizados durante una crisis transitoria de la vida. Si un intento de suicidio tiene un resultado fatal depende en gran medida de la letalidad del método utilizado. Estos hechos centran la atención en el acceso a las armas de fuego como un factor de riesgo de suicidio, especialmente en los Estados Unidos, que tiene una mayor prevalencia de armas de fuego de propiedad civil que cualquier otro país y una de las tasas más altas de suicidio por arma de fuego. Colectivamente, la evidencia indica que el riesgo de suicidio es tres veces más alto cuando hay acceso a armas de fuego que cuando no existe.

Se presenta un estudio  cuyo objetivo fue estimar el efecto de la posesión de armas de fuego en su riesgo de suicidio. Los hombres representaron el 70% de los suicidios y aquellos que poseían armas de fuego tenían una tasa de suicidio por arma de fuego casi ocho veces mayor que la de los hombres no propietarios y una tasa más baja de suicidio por otros métodos. La tasa de suicidios por arma de fuego entre las mujeres propietarias de este tipo de armas fue 35 veces más alta que la tasa entre las mujeres que no poseían armas de fuego y la tasa de suicidio por otros métodos fue similar en los dos grupos de mujeres. Además, el riesgo de suicidio por arma de fuego entre los propietarios de armas de fuego alcanzó su punto máximo inmediatamente después de la primera adquisición, aunque se mantuvo relativamente alto 12 años después y el riesgo a largo plazo representó la mayoría del exceso de suicidios por arma de fuego entre los propietarios.